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jueves, 14 de agosto de 2014

"Mi Padre me verá jugar"


Un relato sobre la persistencia, el amor paterno y la existencia del cielo
Un muchacho vivía solo con su padre; ambos tenían una relación extraordinaria y muy especial. El joven pertenecía al equipo de fútbol americano de su colegio. Usualmente no tenía la oportunidad de jugar, sin embargo su padre permanecía siempre en las gradas haciéndole compañía en cada partido.

El joven era el más bajo en estatura de su clase. Pese a ello, cuando comenzó la secundaria insistió en participar en el equipo de fútbol del colegio. Su padre le daba orientación y le explicaba que no tenía que jugar fútbol si no lo deseaba en realidad... pero el hijo amaba el fútbol, no faltaba a una práctica, ni a un juego. Estaba decidido a dar lo mejor de sí, ¡se sentía felizmente comprometido!

Durante su vida en secundaria, lo recordaron como "El calentador de banco", debido a que siempre permanecía sentado. Su padre lo animaba con su espíritu de aliento y el mejor apoyo que hijo alguno podía esperar.
Cuando comenzó la Universidad, intentó entrar al equipo de fútbol; todos estaban seguros que no lo lograría, pero a todos venció, entrando al equipo. El entrenador le dio la noticia, admitiendo que lo había aceptado además por la manera como él demostraba entregar su corazón y su alma en cada una de sus prácticas y porque eso le contagiaba a los demás miembros del equipo un gran dosis de ánimo.


La noticia llenó por completo a su corazón, corrió al teléfono más cercano y llamó a su padre, quien compartió con él la emoción. Le enviaba en todas la temporadas todas las entradas para que asistiera a los juegos de la universidad. 
El joven atleta era muy persistente, nunca faltó a una práctica ni a un juego durante los cuatro años de la universidad, sin embargo, nunca tuvo la oportunidad de participar activamente en alguno.


Cuando se acercaba el final de la temporada, justo unos minutos antes que comenzara el primer juego de las eliminatorias, el entrenador le entregó un telegrama. El joven lo tomó y luego de leerlo lo guardó en silencio, tragó muy fuerte y temblando le dijo al entrenador:
- "Mi padre murió esta mañana. ¿No hay problema de que falte al juego de hoy?".

El entrenador le abrazó y le dijo:
- "Tómate el resto de la semana libre, hijo, y no se te ocurra venir el sábado".

Llego el sábado y el juego no estaba muy bien. En el tercer cuarto cuando el equipo tenía 10 puntos de desventaja, el joven entró al vestuario, calladamente se colocó el uniforme y corrió hacia donde estaba el entrenador y su equipo, quienes estaban impresionados de ver a su luchador compañero de regreso.

- "Entrenador, por favor, permítame jugar... yo tengo que jugar hoy", imploró el joven. El entrenador pretendía no escucharle. De ninguna manera podía permitir que su peor jugador entrara en el cierre de las eliminatorias, pero el joven insistió tanto, que finalmente el entrenador sintiendo lástima y lo aceptó:

- "OK, hijo, puedes entrar. El campo es todo tuyo".
Minutos después el entrenador, el equipo y el público, no podían creer lo que estaban viendo. El pequeño desconocido, que nunca había participado en un juego, estaba haciendo todo perfectamente bien. Nadie podía detenerlo en el campo, corría fácilmente como toda una estrella. Su equipo comenzó a ganar, hasta empatar el juego. En los últimos segundos de cierre, el muchacho interceptó un pase y corrió todo el campo hasta ganar con un "touchdown".

La gente que estaba en las gradas gritaba emocionada y su equipo lo cargó por todo el campo. Finalmente, cuando todo terminó, el entrenador notó que el joven estaba sentado calladamente y solo en una esquina. Se acercó y le dijo:

- "Muchacho, no puedo creerlo, ¡estuviste fantástico!... Dime: ¿cómo lo lograste?"
El joven miró al entrenador y le dijo:
- "Usted sabe que mi padre murió... pero, ¿sabía que mi padre era ciego?" El joven hizo una pausa y trató de sonreír. "Mi padre asistía a todos mis juegos, pero hoy sería la primera vez que él podría verme jugar...y yo quise mostrarle que sí podía hacerlo"













lunes, 11 de agosto de 2014

El convicto liberado

Cada año, con motivo de las fiestas de aniversario de su coronación, el rey de un pequeño condado liberaba a un prisionero. Cuando cumplió 25 años como monarca, el mismo quiso ir a la prisión acompañado de su Primer Ministro y toda la corte para decidir cuál prisionero iba a liberar. 

- Majestad, dijo el primero, "yo soy inocente pues un enemigo me acusó falsamente y por eso estoy en la cárcel". 

- A mí, añadió otro, "me confundieron con un asesino pero yo jamás he matado a nadie". 

- "El juez me condenó injustamente", dijo un tercero. 
Y así, todos y cada uno manifestaba al rey porque razones merecían precisamente la gracia de ser liberados. 

Había un hombre en un rincón que no se acercaba y que por el contrario permanecía callado y algo distraído. Entonces, el rey le preguntó: "Tu, ¿porque estás aquí?

- El hombre contestó: "Porque maté a un hombre majestad, yo soy un asesino". 

- ¿Y porque lo mataste?, inquirió el monarca.
- Porque estaba muy violento en esos momentos, contestó el recluso. 

- ¿Y porque te violentaste?, continuó el rey. 
- Porque no tengo dominio sobre mi enojo.

Pasó un momento de silencio mientras el rey decidía a quien liberaría. Entonces tomó el cetro y dijo al asesino que acaba de interrogar: "Tú sales de la cárcel". 
Pero majestad, replicó el Primer Ministro, ¿acaso no parecen más justos cualquiera de los otros?
Precisamente por eso -respondió el rey- saco a este malvado de la cárcel para que no eche a perder a todos los demás que parecen tan buenos.

El único pecado que no puede ser perdonado es el que no reconocemos. Es necesario confesar que somos pecadores y no tan buenos como muchas veces tratamos de aparentar.





jueves, 5 de septiembre de 2013

La aceptación: el primer paso para sanar

Se cuenta de un hombre desesperado porque en las últimas fechas un dragón se metía por la ventana de su cuarto a las tres de la madrugada, con intenciones de acabar con él.
Y entre fuego, humo y azufre, el paciente se sentía morir, hasta que un día decidió ir a terapia, pero con pésimos resultados; porque no tuvo dinero para pagar el tratamiento de tres años, dos veces por semana. Un costo muy alto para su presupuesto.
-Perdóneme –le dijo el doctor-, pero no sé que podamos hacer por usted si no tiene con qué cubrir mis honorarios. Mire, regrese dentro de tres meses, quizá yo pueda darle algún tipo de terapia a bajo costo.
El hombre desesperado se fue a su casa. A las tres de la madrugada volvió el mal a presentarse entre nubes penetrantes.
Sin embargo, algo sucedió, porque las cosas cambiaron radicalmente.
Pasaron los tres meses y decidió regresar con el psiquiatra quien al observarlo cambiado y de magnífico semblante le preguntó:
-¡Oiga!, dígame, lo veo de maravilla ¿Quién de los terapeutas de la ciudad lo sacó del problema?
-Bueno, a decir verdad, no tuve dinero para pagar su tratamiento ni el de ningún otro profesional.
Sin embargo, como no me quedó otra alternativa, cuando despertaba a las tres de la madrugada y veía al dragón, decidí no pelearme ni asustarme, sino hacerme su amigo.
Y ahora gracias a esa amistad, no me hace ningún daño.

El gimnasio

Platicaba un joven con una bella amiga. Era muy atractiva, asistía al gimnasio y ella le explicaba -Para que cambies tu cuerpo, 70% es la alimentación y 30% el ejercicio. Y cambia muy rápido en muy poco tiempo, por eso las personas que asisten a clases de aerobics nunca mejoran su cuerpo. Solo hacen ejercicio y nunca cambian su alimentación. Y se ven exactamente igual a la vuelta de los meses-.
Sorprendido, le respondió -No pensaba que la alimentación fuera tan importante ¿sabes? Creo que lo de la alimentación puede aplicar a todos los ámbitos de la vida-.
-¿Cómo?- respondió la bella joven.
-Si, -continuó el chico, emocionado con un destello en su mirada- verás, hay personas que se esfuerzan mucho y no consiguen un buen cuerpo, como las chicas de los aerobics. Y creo que hay muchas personas que se esfuerzan en conseguir dinero y amor, pero nunca lo consiguen, porque "no se alimentan bien", a pesar de que se esfuerzan demasiado.
-¿Y cuál podría ser el equivalente del alimento?- preguntó curiosa la joven.
-Mmmm... Creo que el alimento del alma, son los pensamientos, los deseos, los sueños. Y si una persona tiene sueños egoístas y poco sanos, como la mala alimentación, no conseguirá lo que quiere.
-Sabes ¡eres un genio! -replicó la chica emocionada. Creo que podría ser cierto.
-He notado que las personas que consiguen amor -prosiguió el joven- son felices, por la vida que llevan, por sus sentimientos y atraen personas que deseas ser sus parejas, como la miel a las moscas.
¿Sabes qué? En los negocios, los más exitosos son personas totalmente sinceras, agradables, que te comprenden y te ayudan en tu negocio. Claro, contrasta con las personas que no le echan ganas, que no cumplen sus promesas, que actúan con cara de ogros y quieren aprovecharse de ti.
-La chica respondió: En el caso del gimnasio, existen alimentos claramente nutritivos, pero ¿y los pensamientos? ¿Cómo sería?
-Creo que la esperanza y la fe, son pensamientos nutritivos. Alegran el alma- replicó el joven.
-¡Cierto! -exclamó la joven- Ahora que lo pienso, mis amigos que no tienen pareja, siempre están tristes y pensando que la vida no los trata bien.
-Pensamientos chatarra y que afectan el alma- complementó el chico.
-¡Exacto! Pero requiere disciplina ¿verdad?- dijo la joven
-Seguro, como el gimnasio- afirmó el chico.
-Si, es un infierno el ejercicio y la dieta -confesó la hermosa joven. Comer atún, cambiar tus hábitos alimenticios, en fin. Pero te acostumbras y los resultados, repito, son a corto plazo y valen la pena. Y creo que cambiar los hábitos de tus pensamientos, no es diferente en cuanto a la disciplina que exige. Pero los resultados serán igual de espectaculares.
¡Qué interesante! Hoy aprendimos mucho. Y se despidieron.
Y tú ¿Cuál es tu dieta mental? ¿Qué pensamientos nutren tu espíritu para lograr lo que quieres?

Primero yo...

Hoy me detuve en el espejo de mi baño y vi a una mujer mayor, sin sueños... Con la rutina de toda la vida y me di cuenta que me levanté 15 minutos más temprano que nunca. Me había olvidado cuando fugazmente despertaba hace unos pocos años sonriente y me animaba que ese día fuera mejor que el anterior.
Precisamente no recuerdo cuando cambió eso. Por despertar atrasada, desesperada por el tiempo, por los pendientes, empecé a no ir a los salones de belleza con la misma frecuencia porque el dinero lo ocupaba para otra buena actividad familiar. No tengo más de 35 años y me siento como de 90 años. Desesperada porque no he realizado muchas cosas, pero esas cosas ya no son los sueños de antes.
Hoy que desperté 15 minutos antes de mi vieja rutina, recordé que mi esposo tuvo una reunión de compañeros, se fue y ni me avisó, hoy recordé que mi hijo de 5 años no me obedece y el de 10 dice que soy ridícula porque no soy hombre como él y la niña de 2 años sólo me llama cuando necesita algo. Estoy segura de que todos saben que los amo pero... ¿Cómo me pueden valorar si yo no lo he hecho?
Por eso, hoy y a partir de hoy seré primero yo, y lo quiero compartir con ustedes. Levántense 15 minutos antes, mírense en el espejo y díganse a sí mismas a quien ven, ¿les gusta esa mujer o desean ser otra? Nunca es tarde, tarde sería si mueren. Ese hoy fue hace 2 años y las cosas cambiaron mucho, pero no fue fácil, por supuesto que no.
Me costó levantarme temprano para cepíllame el cabello bien y arreglarme para trabajar; renuncié a mi trabajo de 15 años (aún lo extraño) y empecé a ir al gimnasio. Los primeros meses fue un fracaso, pero luego bajé de peso, cambié mi forma de vestir y hasta mi esposo asombrado me invitó un día a una cena para preguntar si nuestro matrimonio continuaba o tenía otro amor, le dije sin pensar: sí tengo otro amor que me llena completamente y ese amor soy yo.
Y bueno que más les puedo decir, soy otra porque ahora primero soy yo. Nos pasa que de pronto un día miramos de reojo una vidriera y vemos una imagen reflejada que no es la nuestra. Sucede que al mirarnos apuradas todas las mañanas reconocemos que ya no somos las mismas y añoramos a esa mujer que perdía horas preciosas inventando un nuevo peinado, o que soportaba una crema en el cabello y lo envolvía en una toalla para que luego tuviera un brillo destacable...
Mascarillas que nos hacían lucir espléndidas, maquillajes intensos que nos mostraban a una mujer sensual y atractiva, escotes, pantalones ceñidos, tacones que endurecían nuestras piernas al andar... Un día nos encontramos recordando a aquella mujer y sentimos que la fuimos sepultando lentamente. Presenciamos su lenta agonía y no hicimos nada para revivirla.
La pareja, la familia, los niños... El gato, el perro, el canario... La casa, las compras, el trabajo... El auto, la limpieza, las camas bien tendidas, el orden... Y allí debajo una mujer que grita: ¡socorro! que se mueve con amor, con sensibilidad, con vocación, pero que dejó lentamente que todo la supere y se quedó ahí, en ese lugar viendo pasar la vida de los otros y se olvidó de sí misma. Tenemos que revivir a esa mujer y hacer que diga:
¡Presente todos los días! Primero yo, y eso no significa que soy egoísta... Primero yo, y eso importa. Intentemos recuperar a esa mujer bella que nos hacía sentir seguras, desterremos las culpas y si el desayuno, el almuerzo, la merienda o la cena se demoran un poquito porque estamos poniéndonos lindas, pensemos que ese cuidado de nosotras mismas, esa dedicación, ese amor serán la medicina mágica que hará que nuestra autoestima crezca.
Si nuestra autoestima no está bien, nada este bien en nuestra vida, y por ello dejamos que otros nos desvaloricen o nos desprecien.
Primero yo... Mi vida es una piedra preciosa, soy la única que puede hacer que se destaque su brillo o dejar que se apague para siempre.

Nunca se olviden de que nadie las valorará ni las amará si no piensan en primero yo..

Juventud

Somos fuertes, jóvenes e inteligentes, pero muchos no escuchamos nuestro interior, somos inmaduros y no prestamos atención. A veces me descontenta ver en muchos de mis amigos, no mayores de 20, la apatía en cada día, el desgano por vivir. Quisiera tener en mis manos una receta que nos ayude cada instante a despertar, y lo digo porque muchos se desconectan de la verdadera realidad, refugiándose en una fantasía que a ningún lado los llevará.
Yo comprendo que el mundo está un poco sofocante, pero el mejor remedio para refrescarse es saberlo enfrentar. No quiero considerarme una joven cobarde, si así fuera las caídas me tuvieran bajo tierra, pero aquí estoy, sonriente y abriendo la puerta a las oportunidades que te da la vida.
Por ser jóvenes creemos saber lo que es malo y bueno, pero debemos como complemento los consejos que se atraviesen escuchar.
Es cierto, siempre debes analizar y recuerda que cuando caemos es para no perder la sensibilidad. He visto en la juventud que me rodea, tristeza, complejos, falta de aceptación, Y ni hablar de la inmadurez que a muchos les invade el corazón. A veces he pensado que anticuada seré yo, porque no fumo, no bebo, yo utilizo mi razón, tengo sano el corazón y la conciencia y no he perdido la visión.
Y a los jóvenes de hoy no les interesa del todo lo que para el mañana representa su formación. Y los países se vuelcan en el barranco de la recesión porque las semillas no crecen, no miran al sol, es un terreno abandonado que lo invade la ignorancia y la mediocridad. ¿Dónde está el verdadero sentido de la vida? Ahora me pregunto yo. Cuando yo considero que alimentar nuestros conocimientos, demostrar lo que eres sin represión, salir adelante con esmero, caminar siempre cuidando el resbalón,

Es lo que te da verdaderamente el empujón para construir piezas nuevas forjando un destino mejor. ¿Dónde está la fuerza de la juventud, sus habilidades, su imaginación? Soy una joven de 19 años que les escribe desde el interior, para recordarles que con los años muchos se arrepienten de lo que hoy día son. El detalle de la vida se oculta en ir cultivando tu interior, que tú eres importante, tú vales, eres lo mejor.
Que somos seres humanos triunfantes, alimenta el corazón.
Ahora escucha un consejo de alguien que tiene poco recorrido, pero que el mismo le ha permitido crecer y madurar. Yo antes no encontraba el sentido a muchas cosas en mí alrededor.
Y aprendí a ver a este mundo sombrío y la impotencia fragmentaba lo que soy, pero no olvidaba que existo, soy ser humano como todos, y que podemos ser mejor.
No dejarse abatir por los problemas, debemos jugar con ellos para ganar, no dejarse derrotar por la tristeza ¡comiendo chocolate se espantará!
Disfruta cada noche con tus amigos, cuida tu cuerpo y no dejes tu mente volar, Recuerda que el que pisa bien la tierra, su terreno en la vida ha de asegurar.
Simplemente porque somos jóvenes debemos agradecer, que tenemos un camino por delante que es importante para aprender. No desperdicies ni un instante, acepta que debes fortalecer tu integridad como persona, revalorizar tu cultura, quererte cada día más y los demás. Así verás que un día enseñarás al mañana como se llega a crecer y cómo descubriste el camino de la victoria, del éxito y del renacer.

Juventud

Somos fuertes, jóvenes e inteligentes, pero muchos no escuchamos nuestro interior, somos inmaduros y no prestamos atención. A veces me descontenta ver en muchos de mis amigos, no mayores de 20, la apatía en cada día, el desgano por vivir. Quisiera tener en mis manos una receta que nos ayude cada instante a despertar, y lo digo porque muchos se desconectan de la verdadera realidad, refugiándose en una fantasía que a ningún lado los llevará.
Yo comprendo que el mundo está un poco sofocante, pero el mejor remedio para refrescarse es saberlo enfrentar. No quiero considerarme una joven cobarde, si así fuera las caídas me tuvieran bajo tierra, pero aquí estoy, sonriente y abriendo la puerta a las oportunidades que te da la vida.
Por ser jóvenes creemos saber lo que es malo y bueno, pero debemos como complemento los consejos que se atraviesen escuchar.
Es cierto, siempre debes analizar y recuerda que cuando caemos es para no perder la sensibilidad. He visto en la juventud que me rodea, tristeza, complejos, falta de aceptación, Y ni hablar de la inmadurez que a muchos les invade el corazón. A veces he pensado que anticuada seré yo, porque no fumo, no bebo, yo utilizo mi razón, tengo sano el corazón y la conciencia y no he perdido la visión.
Y a los jóvenes de hoy no les interesa del todo lo que para el mañana representa su formación. Y los países se vuelcan en el barranco de la recesión porque las semillas no crecen, no miran al sol, es un terreno abandonado que lo invade la ignorancia y la mediocridad. ¿Dónde está el verdadero sentido de la vida? Ahora me pregunto yo. Cuando yo considero que alimentar nuestros conocimientos, demostrar lo que eres sin represión, salir adelante con esmero, caminar siempre cuidando el resbalón,

Es lo que te da verdaderamente el empujón para construir piezas nuevas forjando un destino mejor. ¿Dónde está la fuerza de la juventud, sus habilidades, su imaginación? Soy una joven de 19 años que les escribe desde el interior, para recordarles que con los años muchos se arrepienten de lo que hoy día son. El detalle de la vida se oculta en ir cultivando tu interior, que tú eres importante, tú vales, eres lo mejor.
Que somos seres humanos triunfantes, alimenta el corazón.
Ahora escucha un consejo de alguien que tiene poco recorrido, pero que el mismo le ha permitido crecer y madurar. Yo antes no encontraba el sentido a muchas cosas en mí alrededor.
Y aprendí a ver a este mundo sombrío y la impotencia fragmentaba lo que soy, pero no olvidaba que existo, soy ser humano como todos, y que podemos ser mejor.
No dejarse abatir por los problemas, debemos jugar con ellos para ganar, no dejarse derrotar por la tristeza ¡comiendo chocolate se espantará!
Disfruta cada noche con tus amigos, cuida tu cuerpo y no dejes tu mente volar, Recuerda que el que pisa bien la tierra, su terreno en la vida ha de asegurar.
Simplemente porque somos jóvenes debemos agradecer, que tenemos un camino por delante que es importante para aprender. No desperdicies ni un instante, acepta que debes fortalecer tu integridad como persona, revalorizar tu cultura, quererte cada día más y los demás. Así verás que un día enseñarás al mañana como se llega a crecer y cómo descubriste el camino de la victoria, del éxito y del renacer.
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