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lunes, 11 de agosto de 2014

Nunca es demasiado tarde

En 1977 pensaba que era una persona con éxito. Después de todo, poseía el 50% de un negocio muy exitoso. Tenía un doctorado. Estaba casado y tenía tres hijos. Y pensaba que había hecho todo esto con mi propia capacidad y sabiduría. Parecía como si podría lograr hacer cualquier cosa si solamente trabajaba suficientemente duro. Mi conocimiento y la fortaleza de mi voluntad propia, mis títulos y mis éxitos en los negocios eran cosas muy importantes para mí, y los puse delante de cualquier otra cosa. Pero mi hijo de 20 años tenía otras prioridades. Alan trató de compartir conmigo acerca de lo que Jesucristo significaba para él, pero yo estaba convencido que no necesitaba a Jesús. Como ingeniero químico, trato de probar o desaprobar la existencia de Dios, de la igual forma como pruebo reacciones químicas en el laboratorio. La conclusión de este examen había salido sin resultados, así es que ignoré a Dios.

Fue entonces cuando Alan se enfermó seriamente y fue llevado al hospital. Su corazón había cesado de latir. Me paré fuera de la sala de emergencia, luchando con el dolor y la angustia que estaba sintiendo, y el sentimiento de ser incapaz de hacer algo. Me di cuenta que no podía hacer nada. Mi hijo estaba luchando entre la vida y la muerte, y no había nada que pudiera hacer al respecto. Ni siquiera sabía cómo rezar.

Alan sobrevivió a un arresto cardíaco, pero se quedó en el hospital por un largo tiempo, sufriendo de una infección seria en la cabeza. Me dijo muy dulcemente:

- "Sé que es el Plan de Dios. Si el propósito de Dios es que mi sufrimiento te lleve a conocerlo, entonces todo lo que estoy experimentando vale la pena".
¡Estaba asombrado! Junto a su cama, cada día le leía su Biblia. Por primera vez, empecé a aprender lo que la Biblia realmente era. Y empecé a aprender acerca de Jesús. La fe de Alan en Jesús, junto con lo que había leído en la Biblia me hizo entender que Jesús es real. 

Un mes más tarde, le abrí el corazón a Cristo. Sabía que Dios quería que tuviera una vida con más significado. ¡Alan estaba muy contento cuando le conté acerca de mi conversión! Había orado por mucho tiempo para que su padre pudiera saber acerca de la vida eterna.

Tres semanas después Alan entró en coma. Por tres días casi nunca abandoné mi lugar al lado de su cama, hasta que finalmente dejó su vida aquí en el mundo para estar con el Señor. Había esperado con ansia la oportunidad de compartir mi nueva vida con mi hijo. Sé que lo voy a ver de nuevo algún día. A pesar de que estamos apenados, Dios nos dio a mi esposa y a mí una paz y esperanza que sobrepasa todo entendimiento humano. La Biblia promete esto en Filipenses 4:7.

La Biblia dice en 2 Corintios 5:17 que si alguno está en Cristo, "nueva criatura es". Las cosas viejas han pasado, y las nuevas han llegado. Esto es ahora la verdad de mi vida. Ahora, Dios es primero, en todo. Los principios con los cuales tomo decisiones también han cambiado completamente. Le pido a Dios que me ayude a hacer decisiones correctas en mis negocios y ya no dependo solamente de mi conocimiento.



domingo, 10 de agosto de 2014

El mercader y la bolsa

Cierto día un mercader ambulante iba caminando hacia un pueblo. Por el camino encontró una bolsa con 800 dólares. El mercader decidió buscar a la persona que había perdido el dinero para entregárselo pues pensó que el dinero pertenecía a alguien que llevaba su misma ruta.
Cuando llego a la ciudad, fue a visitar un amigo.

- Sabes ¿quien ha perdido una gran cantidad de dinero? le pregunto a este.
- Si, si. Lo perdió Juan, nuestro vecino, que vive en la casa del frente.
El mercader fue a la casa indicada y devolvió la bolsa. Juan era una persona avara y apenas terminó de contar el dinero grito:
- Faltan ¡100 dólares! Esa era la cantidad de dinero que yo iba a dar como recompensa. ¿Como lo has agarrado sin mi permiso? Vete de una vez. Ya no tienes nada que hacer aquí.

El honrado mercader se sintió indignado por la falta de agradecimiento. No quiso pasar por ladrón y fue a ver al juez.
El avaro fue llamado a la corte. Insistió ante el Juez que la bolsa contenía 900 dólares. El mercader aseguraba que eran 800. El juez, que tenia fama de sabio y honrado, no tardo en decidir el caso. Le pregunto al avaro:

- Tu dices que la bolsa contenía 900 dólares ¿verdad?

- Si, señor, respondió Juan.
- Tu dices que la bolsa contenía 800 dólares, le pregunto el juez al mercader.
- Si, señor.

- Pues, bien, dijo el juez, considero que ambos son personas honradas e incapaces de mentir. A ti porque has devuelto la bolsa con el dinero, pudiéndote quedar con ella. A Juan porque lo conozco desde hace tiempo. Esta bolsa de dinero no es la de Juan; aquella contenía 900 dólares. Esta solo tiene 800. Así pues, quédate tu con ella hasta que aparezca su dueño. Y tu, Juan, espera que alguien te devuelva la tuya.

lunes, 14 de abril de 2014

Un Hombre, su Caballo y su Perro.

Un hombre, su caballo y su perro, caminaban por una calle.
Después de mucho caminar, el hombre se dio cuenta que los tres habían muerto, en un accidente.
Hay veces que lleva un tiempo para que los muertos se den cuenta de su nueva condición.
La caminata era muy larga, cuesta arriba, el sol era fuerte y los tres estaban empapados en sudor y con mucha sed.
Precisaban desesperadamente agua. En una curva del camino, avistaron un portón magnífico, todo de mármol, que conducía a una plaza calzada con bloques de oro, en el centro de la cual había una fuente de donde brotaba agua cristalina.
El caminante se dirigió al hombre que desde una garita cuidaba de la entrada.
- Buen día - dijo el caminante
- Buen día - respondió el hombre
- ¿Qué lugar es este, tan lindo? - pregunto el caminante
- Esto es el cielo - fue la respuesta
- Que bueno que nosotros llegamos al cielo, estamos con mucha sed, dijo el caminante
- Usted puede entrar a beber agua a voluntad - dijo el guardián, indicándole la fuente.
- Mi caballo y mi perro también están con sed.
- Lo lamento mucho - le dijo el guarda - Aquí no se permite la entrada de animales.
El hombre se sintió muy decepcionado porque su sed era grande. Mas el no bebería, dejando a sus amigos con sed. De esta manera, prosiguió su camino.
Después de mucho caminar cuesta arriba, con la sed y el cansancio multiplicados, llegaron a un sitio, cuya entrada estaba marcada por un portón viejo semi- abierto.
El portón daba a un camino de tierra, con árboles de ambos lados que le hacían sombra. A la sombra de uno de los árboles, un hombre estaba recostado, con la cabeza cubierta por un sombrero, parecía que dormía...
- Buen día - dijo el caminante
- Buen día - respondió el hombre
- Estamos con mucha sed, yo, mi caballo y mi perro.
- Hay una fuente en aquellas piedras - dijo el hombre, indicando el lugar.
- Pueden beber a voluntad.
El hombre, el caballo y el perro fueron hasta la fuente y saciaron su sed.
- Muchas gracias - dijo el caminante al salir.
- Vuelvan cuando quieran - respondió el hombre
- A propósito - dijo el caminante - ¿cuál es el nombre de este lugar?
- Cielo - respondió el hombre.
- ¿Cielo? ¡Mas si el hombre en la guardia de al lado del portón de mármol me dijo que allí era el cielo!
- Aquello no es el cielo, aquello es el infierno.
El caminante quedó perplejo.
- Mas entonces - dijo el caminante - esa información falsa debe causar grandes confusiones.
- De ninguna manera - respondió el hombre - En verdad ellos nos hacen un gran favor.
- Porque allí quedan aquellos que son capaces de abandonar a sus mejores amigos.








¿Qué es lo mas importante que has hecho en tu vida?


En cierta ocasión durante una charla que di ante un grupo de abogados, me hicieron una Pregunta: 
¿Qué es lo mas importante que ha hecho en la vida? 
La respuesta me vino a la mente en el acto, pero no fue la que di, porque las circunstancias no eran las apropiadas. En mi calidad de abogado de la industria del espectáculo, sabia que los asistentes deseaban escuchar anécdotas sobre mi trabajo con las celebridades. Pero, he aquí la verdadera historia, la que surgió de lo mas cognitivo de mis recuerdos. 
Lo mas importante que he hecho en la vida tuvo lugar el 8 de octubre de 1990. Mi madre cumplía 65 años, y yo había viajado a casa de mis padres en massachusetts, para celebrar con la familia. Comencé el día jugando con un ex condiscípulo y amigo mio que no había visto en mucho tiempo. 
Entre jugada y jugada conversamos acerca de lo que estaba pasando en la vida de cada cual, me contó que su esposa y el acababan de tener un bebe, y que el pequeño los mantenía en vela todas las noches. 
Mientras jugábamos, un coche se acerco, haciendo rechinar las llantas y tocando el claxon con insistencia. Era el padre de mi amigo, que consternado, le dijo que su bebe había dejado de respirar y lo habían llevado de urgencias al hospital. En un instante mi amigo subió al auto y se marcho, dejando tras de si una nube de polvo. 
Por un momento, me quede donde estaba, sin acertar a moverme, pero luego trate de pensar que hacer. Seguir a mi amigo al hospital? 
Mi presencia allí, no iba a servir de nada, pues la criatura seguramente estaría al cuidado de los médicos y enfermeras y nada de lo que yo hiciera o dejara de hacer iba a cambiar las cosas. 
Brindarle mi apoyo moral? Bueno , quizá, pero el tanto su esposa, provenían de familias numerosas, y sin duda estarían rodeados de parientes que les ofrecerían consuelo y el apoyo necesarios pasara lo que pasara. 
Lo único que haría seria estorbar. Ademas, había planeado dedicar todo mi tiempo a mi familia, que estaba aguardando mi regreso. Así, decidí reunirme con ellos e ir mas tarde a ver a mi amigo. Al poner en marcha el auto que había rentado, me percate que mi amigo había dejado las llaves puestas, estacionada junto a las canchas. Me vi entonces en otro dilema: no podía dejar así el vehículo, pero si lo cerraba y me llevaba las llaves, que iba hacer con ellas? Podía pasar a su casa a dejarlas, pero como no tenia a la mano ni un papel para escribirle una nota, no podía avisarle lo que había hecho. Decidí pues ir al hospital y entregárselas. 
Cuando llegue me indicaron en que sala estaban mi amigo y su esposa, como supuse, el recinto estaba lleno de familiares y amigos que trataban de consolarlos. Entre sin hacer ruido y me quede junto a la puerta, tratando de decidir que hacer. 
No tardo en presentarse un medico, que se acerco a la pareja y en voz baja les comunico que su bebe había fallecido, victima del síndrome conocido como muerte en la cuna. Durante lo que pareció una eternidad, estuvieron abrazados, llorando, mientras todos los demás los rodeamos en medio del silencio y el dolor. 
Cuando se recuperaron un poco, el medico les pregunto si deseaban estar unos momentos con su hijo, mi amigo y su esposa se pusieron de pie caminaron resignadamente hacia la puerta. Al verme allí, en un rincón, la madre se acerco, me abrazo y comenzó a llorar. 
También mi amigo se refugio en mis brazos. "gracias por estar aquí", me dijo. Durante el resto de la mañana permanecí sentado en la sala de urgencias del hospital, viendo a mi amigo y a su esposa sostener en brazos a su bebe y despedirse de el. 
Eso es lo mas importante que he hecho en mi vida. Aquella experiencia me dejo tres enseñanzas: 
PRIMERA: lo mas importante que hecho en la vida ocurrió cuando no había absolutamente nada que yo pudiera hacer. Nada de lo que aprendí en la universidad, ni en los seis años que llevaba ejerciendo mi profesión, ni todo lo racional que fui para analizar mis alternativas, me sirvió en tales circunstancias. A dos personas a las que yo estimaba les sobrevino una desgracia y yo era impotente para remediarla. Lo único que pude hacer fue acompañarlos y esperar el desenlace. Pero estar allí en esos momentos en que alguien me necesitaba era lo principal. 
SEGUNDA: estoy convencido que los mas importante que he hecho en mi vida estuvo a punto de no ocurrir debido a que las cosas que aprendí en la universidad, al concepto incluido de ser racional, así como en mi vida profesional. En la escuela de derecho me ensenaron a tomar datos, analizarlos y organizarlos y después evaluar esa información sin apasionamiento. Esa habilidad es vital en los abogados y en muchas otras profesiones mas técnicas que esta. Cuando la gente acude a nosotros en busca de ayuda, suele estar angustiada y necesita que su abogado piense con lógica. Pero al aprender a pensar, casi me olvide de sentir, no tengo duda alguna que debí haber subido al coche sin titubear y seguir a mi amigo al hospital. 
TERCERA: aprendí que la vida puede cambiar en un instante. Intelectualmente, todos sabemos esto, pero creemos que las desdichas les pasan a otros. Así pues, hacemos planes y concebimos nuestro futuro como algo tan real que pareciera que ya ocurrió.













jueves, 5 de septiembre de 2013

Para alguien muy especial

A veces queremos volver al pasado, para mejorar el futuro, ¿Imposible verdad...? Pero ¡recuerda…! Dios nos dio el presente, para forjar nuestro futuro… La sonrisa es vida, salud, y sobre todo… Bienestar emocional. Está comprobado que la sonrisa es el sentimiento más lindo y agradable de una persona… Muchas mujeres dicen… ¡Ya estoy vieja!... Y yo contesto… ¡Mentira…!

Porque la mujer es vieja cuando ella misma se siente vieja, lo envidiable de una mujer, es que lleva la juventud y la belleza por siempre. Y no es necesario llevar la juventud física si no la juventud espiritual. Muchas personas podrán decir y hablar mal de ti, podrán odiarte, podrán querer hundirte en lo más profundo de la soledad y del dolor, ya que estos van juntos como grandes aliados dispuestos a lastimar el corazón y el alma.

Pero recuerda siempre, que al lado de cada pena, siempre existe una voz de fortaleza y vitalidad, alguien que no le importaría luchar con la misma soledad, su fiel amiga y compañera de mucho tiempo. Y siempre ten en cuenta que si en algún momento, cuando estas melancólica y te sientes sola, recuerda que existe una persona que piensa y traslada su compañía a tu corazón y te cubre con el manto de su amor.

Lindas frases, hermosos detalles, son las palabras que evoca mi corazón cuando siente que el ser querido esta dolido, esta lastimado, esta golpeado. Un día una persona me dijo: Hoy diste un paso atrás… Pero… Mañana da dos adelante…
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