domingo, 10 de agosto de 2014

Señales de humo

El único sobreviviente de la inundación de un barco a causa de una terrible tormenta terminó en una isla completamente inhabitada. El hombre, desesperado, oraba incansablemente a Dios pidiendo por su rescate; todos los días miraba hacia el horizonte en busca de alguna señal de algún barco pero nada parecía asomarse. 

Cansado, decidió construir una pequeña choza donde pudiese protegerse de las inclemencias del clima y poner en un solo lugar sus pocas pertenencias. Pero un día, mientras escarbaba en el duro suelo en busca de alimentos se dio con la sorpresa de que su pequeña y pobre choza era consumida por el fuego de las llamas. Lo peor había pasado, pues todo se había perdido. El hombre estaba devastado y entró en una profunda depresión. 
- "¡Dios mío como pudiste hacerme esto!", lloró amargamente. 

Al día siguiente, muy temprano por la mañana, el hombre despertó por el sonido de un barco que se aproximaba a la isla. Venían a rescatarlo. 
- "¿Cómo supieron que estaba aquí?", preguntó a los hombres que lo rescataron
- "Vimos tus señales de humo", contestaron ellos. 

Es muy fácil perder la esperanza y desalentarnos cuando las cosas no salen bien. Sin embargo, jamás debemos perder la fe en Dios porque Él está siempre pendiente de todo lo que nos sucede, aún cuando nuestras dificultades nos sumerjan en un profundo dolor y sufrimiento, Él estará ahí para confortarnos con su gracia y amor. 

Recordemos la próxima vez que cuando nuestro corazón esté ardiendo en llamas, puede ser una señal de humo para que Dios con su infinito amor y gracia venga a nuestro auxilio. 

Y, para todas aquellas cosas negativas que solemos decirnos a nosotros mismos, Dios siempre tuvo y tiene palabras reconfortantes y muy esperanzadoras.
Nosotros decimos: "Es imposible"
Dios dice: "Lo imposible para los hombres es posible para Dios" (Lucas 18, 27)

Nosotros decimos: "Estoy muy cansado"
Dios dice: "Yo os daré descanso" (Mateo 11, 28-30)

Nosotros decimos: "Nadie realmente me ama"
Dios dice: "Yo te amo" (Juan 3, 16; 13, 34)

Nosotros decimos: "No puedo seguir"
Dios dice: "Mi gracia es suficiente" (II Corintios 12, 9)

Nosotros decimos: No puedo hacerlo
Dios dice: "Todo lo puedo en Aquel que me conforta" (Filipenses 4,13)

Nosotros decimos: "No estoy disponible"
Dios dice: "Siempre estoy disponible" (II Corintios 9, 8)

Nosotros decimos: "No me puedo perdonar"
Dios dice: "Yo te perdono" ( Romanos 8, 1)

Nosotros decimos: "Tengo miedo"
Dios dice: "No te he dado un espíritu de temor" (II Timoteo 1,7)

Nosotros decimos: "No soy lo suficientemente inteligente"
Dios dice: "Yo te he dado sabiduría" ( I Corintios 1, 30)

Nosotros decimos: "Me siento solo"
Dios dice: "No te dejaré ni te abandonaré" (Hebreos 13, 5)




El mercader y la bolsa

Cierto día un mercader ambulante iba caminando hacia un pueblo. Por el camino encontró una bolsa con 800 dólares. El mercader decidió buscar a la persona que había perdido el dinero para entregárselo pues pensó que el dinero pertenecía a alguien que llevaba su misma ruta.
Cuando llego a la ciudad, fue a visitar un amigo.

- Sabes ¿quien ha perdido una gran cantidad de dinero? le pregunto a este.
- Si, si. Lo perdió Juan, nuestro vecino, que vive en la casa del frente.
El mercader fue a la casa indicada y devolvió la bolsa. Juan era una persona avara y apenas terminó de contar el dinero grito:
- Faltan ¡100 dólares! Esa era la cantidad de dinero que yo iba a dar como recompensa. ¿Como lo has agarrado sin mi permiso? Vete de una vez. Ya no tienes nada que hacer aquí.

El honrado mercader se sintió indignado por la falta de agradecimiento. No quiso pasar por ladrón y fue a ver al juez.
El avaro fue llamado a la corte. Insistió ante el Juez que la bolsa contenía 900 dólares. El mercader aseguraba que eran 800. El juez, que tenia fama de sabio y honrado, no tardo en decidir el caso. Le pregunto al avaro:

- Tu dices que la bolsa contenía 900 dólares ¿verdad?

- Si, señor, respondió Juan.
- Tu dices que la bolsa contenía 800 dólares, le pregunto el juez al mercader.
- Si, señor.

- Pues, bien, dijo el juez, considero que ambos son personas honradas e incapaces de mentir. A ti porque has devuelto la bolsa con el dinero, pudiéndote quedar con ella. A Juan porque lo conozco desde hace tiempo. Esta bolsa de dinero no es la de Juan; aquella contenía 900 dólares. Esta solo tiene 800. Así pues, quédate tu con ella hasta que aparezca su dueño. Y tu, Juan, espera que alguien te devuelva la tuya.

Como la rutina puede matar el amor

Hubo una vez en la historia del mundo un día terrible en el que el Odio, que es el rey de los malos sentimientos, los defectos y las malas virtudes, convocó a una reunión urgente con todos los sentimientos negros del mundo y los deseos más perversos del corazón humano. Estos llegaron a la reunión con curiosidad de saber cuál era el propósito.Cuando estuvieron todos habló el Odio y dijo: 

- "Los he reunido aquí a todos porque deseo con todas mis fuerzas matar a alguien". 

Los asistentes no se extrañaron mucho pues era el Odio que estaba hablando y él siempre quiere matar a alguien, sin embargo todos se preguntaban entre sí quién sería tan difícil de matar para que el Odio los necesitara a todos. 
- "Quiero que maten al Amor", dijo. Muchos sonrieron malévolamente pues más de uno quería destruirlo.

El primer voluntario fue el Mal Carácter, quien dijo: 

- "Yo iré, y les aseguro que en un año el Amor habrá muerto; provocaré tal discordia y rabia que no lo soportará".
Al cabo de un año se reunieron otra vez y al escuchar el reporte del Mal Carácter quedaron decepcionados. 

- "Lo siento, lo intenté todo pero cada vez que yo sembraba una discordia, el Amor la superaba y salía adelante".
Fue entonces cuando, muy diligente, se ofreció la Ambición que haciendo alarde de su poder dijo: 


- "En vista de que el Mal Carácter fracasó, iré yo. Desviaré la atención del Amor hacia el deseo por la riqueza y por el poder. Eso nunca lo ignorará". 
Y empezó la Ambición el ataque hacia su víctima quien efectivamente cayó herida pero, después de luchar por salir adelante, renunció a todo deseo desbordado de poder y triunfó de nuevo.

Furioso el Odio por el fracaso de la Ambición envió a los Celos, quienes burlones y perversos inventaban toda clase de artimañas y situaciones para despistar el amor y lastimarlo con dudas y sospechas infundadas. Pero el Amor confundido lloró y pensó que no quería morir, y con valentía y fortaleza se impuso sobre ellos, y los venció.

Año tras año, el Odio siguió en su lucha enviando a sus más hirientes compañeros, envió a la Frialdad, al Egoísmo, a la Cantaleta, la Indiferencia, la Pobreza, la Enfermedad y a muchos otros que fracasaron siempre, porque cuando el Amor se sentía desfallecer tomaba de nuevo fuerza y todo lo superaba. El Odio, convencido de que el Amor era invencible, les dijo a los demás: "Nada hay que hacer." El Amor ha soportado todo, llevamos muchos años insistiendo y no lo logramos.

De pronto, de un rincón del salón se levantó alguien poco reconocido, que vestía todo de negro y con un sombrero gigante que caía sobre su rostro y no lo dejaba ver, su aspecto era fúnebre como el de la muerte. "Yo mataré el Amor, dijo con seguridad". Todos se preguntaron quién era ese que pretendía hacer solo, lo que ninguno había podido. El Odio dijo: "Ve y hazlo". 

Tan sólo había pasado algún tiempo cuando el Odio volvió a llamar a todos los malos sentimientos para comunicarles después que, de mucho esperar, por fin el Amor HABÍA MUERTO. Todos estaban felices, pero sorprendidos.
 
Entonces el sentimiento del sombrero negro habló: "Ahí les entrego el Amor totalmente muerto y destrozado", y sin decir más se marchó. "Espera", dijo el Odio, "en tan poco tiempo lo eliminaste por completo, lo desesperaste y no hizo el menor esfuerzo para vivir. ¿Quién eres?"

El sentimiento levantó por primera vez su horrible rostro y dijo: "soy La Rutina."


El Corazón más hermoso


Una historia que nos enseña a entregarlo todo sin esperar nada a cambio...

Un día un hombre joven se situó en el centro de un poblado y proclamo que él poseía el corazón mas hermoso de toda la comarca.
Una gran multitud se congrego a su alrededor y todos admiraron y confirmaron que su corazón era perfecto, pues no se observaban en el ni máculas ni rasguños.
Coincidieron todos que era el corazón más hermoso que hubieran visto. Al verse admirado el joven sé sintió más orgulloso aun, y con mayor fervor aseguro poseer el corazón mas hermoso de todo el vasto lugar.

De pronto un anciano se acerco y dijo: ¿Porqué dices eso, si tu corazón no es tan hermoso como el mío? Sorprendidos, la multitud y el joven miraron el corazón del viejo y vieron que, si bien latía vigorosamente, este estaba cubierto de cicatrices y hasta había zonas donde faltaban trozos y estos habían sido reemplazados por otros que no correspondían, pues se veían bordes y aristas irregulares en su derredor.

Es mas, había lugares con huecos, donde faltaban trozos profundos. La mirada de la gente se sobrecogió, ¿Como puede el decir que su corazón es mas hermoso?, pensaron...
El joven contempló el corazón del anciano y al ver su estado desgarbado, se echó a reír.
- "Debes estar bromeando", dijo. "Comparar tu corazón con el mío... El mío es perfecto. En cambio el tuyo es un conjunto de cicatrices y dolor."

- "Es cierto," dijo el anciano, "tu corazón luce perfecto, pero yo jamás me involucraría contigo... Mira, cada cicatriz representa una persona a la cual entregué todo mi amor. Arranqué trozos de mí corazón para entregárselos a cada uno de aquellos que he amado. Muchos a su vez, me han obsequiado un trozo del suyo, que he colocado en el lugar que quedó abierto. Como las piezas no eran iguales, quedaron los bordes por los cuales me alegro, porque al poseerlos me recuerdan el amor que hemos compartido."
"Hubo oportunidades, en las cuales entregué un trozo de mi corazón a alguien, pero esa persona no me ofreció un poco del suyo a cambio. De ahí quedaron los huecos - dar amor es arriesgar, pero a pesar del dolor que esas heridas me producen al haber quedado abiertas, me recuerdan que los sigo amando y alimentan la esperanza, que algún día tal vez regresen y llenen el vacío que han dejado en mi corazón."

- "¿Comprendes ahora lo que es verdaderamente hermoso?".

El joven permaneció en silencio, lagrimas corrían por sus mejillas. Se acercó al anciano, arrancó un trozo de su hermoso y joven corazón y se lo ofreció. El anciano lo recibió y lo colocó en su corazón, luego a su vez arrancó un trozo del suyo ya viejo y maltrecho y con el tapó la herida abierta del joven. La pieza se amoldo, pero no a la perfección. Al no haber sido idénticos los trozos, se notaban los bordes.

El joven miró su corazón que ya no era perfecto, pero lucía mucho mas hermoso que antes, porque el amor del anciano fluía en su interior.


Y tu corazón... ¿cómo es?

lunes, 16 de junio de 2014

DIOS TE AYUDARA!

Dios nunca te cerrara una puerta sin antes abrirte una ventana!

YO DI MI VIDA POR SALVAR LA TUYA!

Porque de tal manera amo dios al mundo que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en el cree, no se pierda mas tenga vida eterna!

GRACIAS DIOS POR UN NUEVO DÍA!


DIOS SIEMPRE A MI LADO!

CONFÍA EN MI... YO ESTOY CONTIGO!

UN NUEVO DÍA HA EMPEZADO!

Gracias señor por la luz de un nuevo día!

SEÑOR AYÚDAME!

No temas porque yo estoy contigo, no desmayes porque yo soy Jehova tu Dios que te esfuerzo, siempre te ayudare, siempre te sustentare con la diestra de mi justicia!

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