jueves, 5 de septiembre de 2013

Expresa tus sentimientos

Todo comienza en la escuela, en donde los alumnos daban su punto de vista del tema que la maestra desarrollaba.
Podía notarse en sus rostros la expresión típica de la inseguridad mostrada por aquellas ideas que surgen en lo más profundo de nuestra mente.
Así mientras cada estudiante pasaba, sus palabras se desvanecían a consecuencia de la contradicción a su ideología.
Sin embargo, uno de ellos analizaba las razones por las cuales no se tiene el valor suficiente, de expresárselo a los demás; reflexionando que:
Debido al medio en que nos hemos desarrollado, nuestra familia, amigos y personas cercanas a nosotros, ocultamos nuestra manera de pensar, haciéndole creer al resto, que
pensamos como ellos, aunque no sea así.
Gabriel, no entendía por qué se engañaban unos a los otros y decidió descubrir el modo de lograr que manifestaran esos sentimientos y emociones sin haber burlas, ideas erróneas o cualquier tipo de perjuicios.
Después de la escuela, realizaba una lectura y posteriormente su tarea; pero esa concentración, necesaria para la comprensión de las mismas, era invadida drásticamente por esos pensamientos, por ese deseo de lograr que nadie suprimiera lo que realmente sentía.
Al siguiente día, nervioso, mostrando una postura firme y rígida, se dirigió a sus compañeros.
Les explicaba detenidamente, la importancia y necesidad que tiene el ser humano, en dar a entender las cosas que le interesan, sin importar que una o más personas a su alrededor, puedan burlarse de él.
Al principio de su breve discurso, los párpados permanecían inmóviles; sin embargo, fue más su débil voluntad la que ocasionó…
Un completo desinterés ante el expositor.
Desilusionado, volvió a sus actividades comunes, pero sabía que no se iba a rendir, por más complicado que resultaran ser las circunstancias.
Gabriel, estudiaba la forma en que ellos se comportaban, según sus amistades y actitudes que estas desempeñaban. Se imaginaba, que ese problema generado en un lugar pequeño, era porque cada uno tenía la misma percepción, así como también entre la demás sociedad
veracruzana.
Los días transcurrían y cada vez más, tenía la necesidad de expresar lo que sentía hacia el resto de la gente, nadie en absoluto se atrevía a pronunciar oraciones cursis, amorosas o
sentimentales; el que se atreviera, sería fuertemente señalado.
Las únicas palabras que cruzaban entre ellos, eran pensadas con breve anticipación, o simplemente enunciados falsos, para no dejar que la mudez, se adueñara del panorama.
Gabriel, percatándose de ello, señalaba que cómo sería un mundo en donde no existieran los sentimientos ni las emociones, en donde el intento más próximo de ello, se evaporara silenciosamente en el vacío; a lo que seguía explicando detenidamente:
Mucha gente muere llevando sus secretos consigo; esos sentimientos no expresados, en circunstancias que lo ameritaban, circunstancias que pudieron haber cambiado su camino, su trayectoria, si hubiera sobresalido tan solo un pequeño, agonizante y aparentemente insignificante gesto de amor, de amistad, o alegría.
Los oyentes se mostraban reflexivos, ante el punto de vista de su compañero, cambiando su forma de pensar y de ver las cosas.
Poco después, terminando de explicar esto, todos comprendieron el verdadero significado del sentimiento, que es lo que caracteriza al ser humano, lo que lo hace ser único y diferente uno del otro.
Ahora, no les daba temor de expresarse y lo hacen con gran seguridad, que al percibir que alguien se avergüenza de ellos, se proponen reemplazar ese juicio injusto, o simplemente no le toman gran interés.
FIN

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